martes, 27 de mayo de 2008

Gauchito de Cartón


Veredas desalineadas por el olvido, espacios que quedaron perdidos en una historia lejana, voces que dejaron marginadas, casi enviadas al destierro. Silencio.
Una imagen, proyección de aquello que aún se puede ser, una comunidad que no se deja vencer, espacio de unión, de reclamo, de transformación, para cambiar esa realidad que agota pero no puede ser diálectica. No, está vez no.
Hay imagenes que quedan guardadas en nuestro archivo, que nos emergen en algo repentino, en un hoy, tan parecido a esperanza.
Allí estaban ellos, desdibujados entre tantos otros, enfrentados por una resignificación que tanto les significaba.
Aquel gauchito se hacía presente en ese espacio de manos de cartón, en ese lugar que empezaba a tomar identidad, desolado, frio, pero que esa mañana comenzó a tomar color.
Una imagen los referenciaba, era la misma que los protegía, la que estaba enmarcada en ese triangulo colmado de cajas de vinos, cigarillos a medio terminar o monedas que supieron lo que era el ruido en esas panzas.
Ellos no sabían de tiempos mejores, sí sabían de trabajos repentinos, tempraneros, los que pueblan las manos de callos.
Ellos visionaban otro futuro posible, aquellos confiaban es esa imagen, en esa construcción para un mañana soleado, entre tanto cartón que rodeaba al barrio, el gauchito se hacía presente.
Ellos solo querían empezar a ser niños...

martes, 20 de mayo de 2008

Por él...


Las hojas otoñales habían ocupado las veredas, mi camino se hacía lento, parecía que no deseaba llegar, que no deseaba una despedida. De pronto me ví sola, mis pasos cada vez eran más largos, pero disfrutaba de esa maravilla que me regalaba el paisaje. Amaba las calles de mi ciudad natal, y las amaba más, en ese repentino atardecer.
Quisiera hacerles una confesión, soy una persona que al mejor estilo Susanita la amiga de Mafalda, camina soñando sobre un futuro diferente, no es que mi situación actual no me haga feliz, creo que siempre se puede llegar a estar mejor, pero lo más triste es que también se puede llegar a estar peor, pensé.
Y ahi la ví a ella, estaba muy flaca, flaquisima, me miró y una pequeña sonrisa se le dibujo en la cara, a esta altura yo estaba apurada, pero esos eran ojos de alguien que sentí, me necesitaba... me acerque, nos abrazamos, le seque las lágrimas, pero yo también lloré...
Este jueves se empezaba a hacer justicia, este jueves conocería la cara de aquellos que mataron a su hijo. Ella ya no estaba entera, ella hace cuatro años que se había dejado ir, que no deseaba vivir.
Yo no soy madre, yo no sabía que decir, solo intentaba disimular mis lágrimas y pensaba en ese vecinito travieso que se colgaba de la terraza y me sonreía, y me hacía chistes y me pedía que le explicara algo para la escuela... en ese niño que fue desprendido y que ahora desde esas estrellitas que estaban saliendo nos podía estar mirando.
Por él... eso fue lo que le dije y sentí que de alguna manera nos ayudo a salir de ese momento... si, si por él contesto aquella mujer flaca, casi sin fuerzas, pero en esas dos palabras, se pudo reflejar la lucha de una madre que no se va a dejar vencer... y volvimos a sonreír y nos volvimos a abrazar, y volvimos a agradecer ese momento que nos regalamos.
Cuando llegue a casa estaba distinta, me dí cuenta que los momentos hermosos muchas veces se van, por ello hay que disfrutarlos el tiempo que duren. Volví a pensar en el camino, en las hojas otoñales, en él, y que la proxima vez iba a retrasar la despedida.

martes, 13 de mayo de 2008

LA MAGA

Anoche volví a tener frio, creo que me moría de frio, literalmente me moría de frio, sería preciso decir, que simplemente me moría y no quería saber porque, o tal vez me había dado cuenta, pero una vez más no deseaba exteriorizarlo.
Entrada la madrugada me dormí profundamente, no lo podía creer, volví a verla, La Maga estaba radiante, volvía a ser la que desplegaba una y mil sonrisas, la que caminaba con precisión, la que no lloraba en público, aquella que más de una vez pudo brindarle calor a un témpano solitario, la que no le temia a enamorarse, ella estaba ahí, ella volvía en sueños, La Maga ya no era real.
Volví a gritar, a llorar a implorarle que no se vaya, que no deje este saco gris, que camina por una vida sin rumbo, sin poder desear, besar, amar... ¡Maga quedate, Maga no quiero vivir así! y ella sin intenciones de mirarme parecía marcharse y ahi nuevamente volví a llorar, pero estaba sola y nadie podía captar mi precipitada vulnerabilidad, entonces mi llanto fue más profundo. La Maga levanto la vista, y sin decir nada dijo tantas cosas.
Ahí nomás pude comprender todo, La Maga me ayudaba a crecer, inevitablemente debía dejarme, ahora estaba sola con mi suerte. Seque mis lágrimas, acomode mi pelo y me dispuse a volver... entendí que La Maga debía irse, era muy fragil para este mundo, pero me dejaba lo mejor de ella, aquella niña que fue, que iba regalando abrazos a su paso, la que se creía las historías mas disparatadas, se reía a carcajadas, aquella adolescente que se enamoraba una y mil veces, la que no tenía miedo de llorar y decir lo que le pasaba, la que nunca iba a mentirse...
La Maga se había ido, definitivamente se había ido, y ahí pude entender que yo era finalmente una mujer...

martes, 6 de mayo de 2008

Pasos



Ella casi siempre tenía miedo, su histrionismo le regalaba una imagen irreal, un imaginario de esos que solo se hacen en nuestra mente, pero que poco se acercan a nuestra verdadera realidad.
Ese día fue diferente, supo que después de mucho andar, estaba llegando a percibir esas palabras que dicen mucho más cuando son silenciadas.
Y eso es lo que hubo, un silencio, dos silencios, miles de silencios, pero a esta altura su refinada percepción hizo que volviera a creer...

sábado, 3 de mayo de 2008

DOMINGOS...

De chica anhelaba los días viernes porque me empezaba a sentir cada vez más cerca del fin de semana y por ende de los días domingos. Mamá con todo corregido, los chicos en casa, papá prendiendo el fuego para el asado y yo corriendo con mis cachetes regordetes escondiendo alguna travesura.
Había más tiempo que el resto de los días para charlas, visitas, películas, anécdotas. Para sentirnos un poco más juntos y discutíamos hasta enojarnos, pero también nos reíamos hasta explotar en carcajadas.
Lo lindo se desvanece, era el relato de cada cuento que leía, y un día realmente fue así, pero pude aprender que el tiempo no cura, pero si intenta pegar, así como con "La Gotita". Esta bien que creo que el dolor de mi rodilla, no se compara ni un poquito con el que sentí aquella vez, y la marca que quedo fue mucho más grande, pero seguí caminando con mi rodilla y esta vez costo más, pero me volví a levantar.
Después los caminos que te van sucediendo a lo largo de la vida te siguen sorprendiendo y los domingos me volví a encontrar colmada de sonrisas, de torpezas y garabatos de pequeños, de pastas si venía mi hermano o de milanesas si venía mi hermana, o de lo que inventábamos entre todos, si nos encontrábamos juntos.
Pero una vez más algo lo desvaneció, y solo quedaron pastas o a veces milanesas, pero ya no había "entre todos".
Unos días atrás pude sentir a mamá que se reía, mientras desparramaba los utensilios de cocina como aquel que va a ser un gran banquete, pude notar que se venía un invento. Era sábado. Solo pude volver a reír.

¿Principio?

Allí estaba sintiendo nuevamente frío, necesitando esa mirada furtiva que sin decirlo pregonaba que todo iba a estar bien. La ropa permanecía estática, ella volvía a desparramarla una y otra vez, para sentir que no estaba sola. Pero el olor a vacio, esos que penetran profundamente, inundaba toda la habitación. No había ayer, el mañana parecía no llegar nunca y el hoy era tan solo una cama de un solo aroma.
No se derramaron lágrimas, estaba seca, literalmente seca, pero eso no le parecía malo, mi orgullo es lo único que se mantiene intacto, pensaba una y otra vez, y casi podía llegar al punto del convencimiento. Era magnifica para manipularse ella misma, muchas veces se creyó sus propios cuentos, pero otras tantas descubrió que no solo el final era inventado.
Pero ese día apareció una luz, lo vio a él y volvió a callar, las piedras te hacen tropezar las primeras veces, el resto te lastiman, pensó, entonces no decidió arriesgarse. Sino simplemente esperar que el tiempo pasara y anhelar cada minuto que le quedaba de vida esperar ser descubierta.
Por ahora solo bastaba seguir callando.